La producción espacial de corredores migratorios

«Desde la Región Andina al Norte, al Sur y al Noreste: La producción espacial de corredores migratorios» es un texto que examina las dinámicas migratorias contemporáneas en América Latina, particularmente en Ecuador, Colombia y Venezuela. La autora, Soledad Álvarez Velasco, traza un detallado análisis de cómo la intensificación de las desigualdades estructurales, el cambio climático, los conflictos políticos y la pandemia de covid-19 han acelerado las movilidades migrantes a escala global. Este texto es parte del libro Y aquí estamos. Migraciones populares, trabajo y economía.

Partiendo de relatos personales como el de Nubia, una migrante ecuatoriana en Estados Unidos, el artículo explora cómo estos movimientos migratorios han transformado los patrones históricos, convirtiendo a países suramericanos en receptores de migrantes y retornados. Con base en una serie de investigaciones la autora desentraña las complejidades de los corredores migratorios, destacando la tensión entre el creciente número de personas migrando y los regímenes de control fronterizo.

Por otro lado, la perspectiva teórica de Álvarez se centra en entender el espacio como un producto histórico derivado de relaciones de poder, donde la movilidad humana es una práctica diferencial y relacional que moldea el espacio bajo el ritmo impuesto por el modo de acumulación capitalista. Se desafía la visión de los corredores migratorios como simples rutas entre un país de origen y uno de destino, destacando la lógica de producción del espacio, y adoptando una perspectiva transnacional que reconoce la multiplicidad de actores y fuerzas en juego.

La movilidad en las Américas se ve cada vez más afectada por tensiones entre la migración y su control, exacerbadas por la crisis financiera global, la caída de los precios del petróleo y la pandemia de covid-19. Entre 2020 y 2021, 1.7 millones de migrantes fueron detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México, mientras que, en Chile, un emergente destino migratorio, la cifra se triplicó a 56,000 migrantes en 2021. En respuesta, Estados Unidos desplegó la Operación Centinela y se aprobaron medidas de control migratorio en la Cumbre de las Américas de 2022.

La Región Andina ha emergido como un importante centro de movilidad migratoria en las Américas, especialmente durante la última década y los primeros años de la pandemia. Ecuador y Colombia, históricamente países de origen de migrantes, también se han convertido en destinos y tránsitos clave para migrantes de diversas partes del mundo. La crisis en Venezuela ha generado un éxodo masivo hacia países vecinos, mientras que otros migrantes caribeños, africanos y asiáticos también han encontrado en la región Andina una ruta hacia el norte, particularmente hacia Centroamérica, México y Estados Unidos.

La experiencia de Ángela, una migrante dominicana, ilustra la complejidad de estas dinámicas migratorias. La diversidad de nacionalidades en tránsito refleja una creciente tendencia de migración sur-sur, facilitada por acuerdos regionales de libre movilidad y la Declaración de Cartagena de 1984, que amplió la definición de refugiado. Sin embargo, los esfuerzos de Estados Unidos por externalizar sus fronteras y combatir el tráfico de migrantes han llevado a una mayor securitización de la región, con la imposición de visas y restricciones migratorias por parte de varios países andinos.

Estos cambios en las políticas migratorias han tenido un impacto significativo en los migrantes, especialmente en aquellos que enfrentan condiciones precarias y riesgos en su travesía. La situación de los migrantes venezolanos, en particular, destaca la vulnerabilidad y la hostilidad que enfrentan en su búsqueda de un lugar seguro. En este contexto, la Región Andina se encuentra en una encrucijada entre la movilidad humana y el control migratorio, reflejando las tensiones globales entre la apertura y la securitización de las fronteras.

La migración en el corredor Andino-norte revela una compleja red de desplazamientos poblacionales. Ecuador y Colombia, como puntos de entrada y tránsito, experimentan flujos masivos de migrantes, desplazados y retornados. La falta de políticas migratorias efectivas y la imposición de visas generan represamientos en las fronteras, aumentando la vulnerabilidad de los migrantes. En este contexto, el testimonio de mujeres migrantes destaca estrategias de cuidado y solidaridad, cruciales para enfrentar los peligros del viaje y las amenazas en el camino. Las mujeres no solo son agentes de cuidado durante la travesía, sino que también contribuyen significativamente a la economía de los países de destino, sosteniendo hogares tanto en el exterior como en sus lugares de origen a través del envío de remesas.

Paralelamente, la externalización de la frontera por parte de Estados Unidos refuerza un sistema de control migratorio que afecta principalmente a las poblaciones más empobrecidas del mundo, perpetuando un «apartheid global» contra los migrantes. En el corredor hacia el noreste, la diáspora venezolana ha impulsado un incremento en la migración hacia el Caribe, donde se intensifican los controles y las condiciones de peligro para quienes intentan cruzar el mar en busca de oportunidades. La vigilancia marítima compartida entre Estados Unidos y países caribeños refuerza esta dinámica, evidenciando la complejidad y los riesgos inherentes a los desplazamientos poblacionales en la región.

Entre la movilidad y el control, se teje un nuevo mapa migrante que desafía las fronteras políticas tradicionales. Desde el norte hasta el sur y el noreste, los corredores de migrantes se convierten en escenarios de resistencia y esperanza. En este trajinar, las mujeres emergen como protagonistas indiscutibles, enfrentando la violencia patriarcal con valentía y organización. Pero el panorama no es fácil. Las crisis políticas y sociales en países como Colombia, Ecuador y Perú, junto con desafíos globales como la pandemia y el cambio climático, intensifican aún más las migraciones y las dificultades que enfrentan quienes buscan una vida mejor. Ante este escenario, el llamado a la solidaridad y la inclusión resuena con fuerza.

Les invitamos a leer este y otros artículos de investigación sobre la migración en América Latina que recogimos en el libro Y aquí estamos. Migraciones populares, trabajo y economía.