No es suficiente construir diques

La crisis climática producirá masivas distorsiones sociales. La política dominante no resolverá el problema, sino que lo agravará. Una adaptación eficiente al cambio climático llevaría a romper el sistema imperante, el cual requiere una transformación radical.

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Imaginemos el verano ultracaluroso del año 2050 en una gran urbe alemana. Durante semanas, incluso por las noches, las temperaturas no bajan de los 20 grados. En las zonas urbanas densamente pobladas y de insuficiente calidad energética, se almacena el calor mientras que, en los barrios residenciales con sus zonas verdes y jardines, se registran hasta diez grados menos.
Esto es solamente una pincelada de las desigualdades en un mundo con las condiciones climáticas completamente alteradas —y no se trata del problema más acuciante—.
En muchas regiones del planeta, en ese momento del futuro, crisis ambientales mucho mayores empeorarán las condiciones de vida o las harán, incluso, insoportables.
Asimismo, en Alemania, los veranos de calor extremo cobrarán vidas. Con el fin de prepararnos a una frecuencia cada vez mayor de acontecimientos climáticos extremos y de crisis medioambientales, debemos asumir acciones a gran escala. Pero esta necesidad urgente se sigue ignorando, incluso en un país rico como el nuestro, el cual se muestra “inadaptado”, en el mal sentido de la palabra, y es negligente al no tomar las medidas adecuadas. Así, el precio lo pagarán, sobre todo, los que menos tienen y los que son apenas responsables de la crisis climática.
La adaptación climática es una cuestión social, tal vez, la cuestión social crucial de los tiempos venideros. Sin embargo, muchas veces, también lo elude la izquierda, porque el concepto “adaptación” le parece defensivo y resignado, y le suena a gestión de la escasez, por lo que no se consiguen ovaciones. Según esta visión, sería mejor concentrar todos los esfuerzos en proteger el clima, en vez de conformarse con las consecuencias de su alteración.
Únicamente quien reconoce el desafío de los pronósticos climáticos y se vuelve consciente de las medidas de adaptación que implica la subida en dos grados de la temperatura media del planeta, puede comprender la necesidad urgente de una protección climática radical para impedir algo mucho peor. Afrontar lo que se nos viene encima y buscar respuestas colectivas podría ayudarnos a superar la negación, el miedo y la resignación, pero ¿qué es lo que se tiene que hacer

Una verdadera adaptación funciona exclusivamente con una trasformación radical

En el Sur Global son palpables los daños y las pérdidas causadas por el clima; hacen falta enormes esfuerzos de adaptación. Los movimientos de justicia climática demandan reparaciones para las “deudas climáticas” contraídas por el Norte Global, cuyo modelo de producción y modo de vida, históricamente, han sido y siguen siendo responsables de la mayor parte de las emisiones a nivel mundial. No obstante, los países industrializados occidentales eluden este debate. En vez de una solidaridad global, predomina el cierre de fronteras. Los seres humanos que huyen de las consecuencias del cambio climático son rechazados con mayor brutalidad. Hoy en día, los países más ricos invierten más en sus políticas anti-migratorias que en la financiación de medidas contra el cambio climático. Quién debe financiar las medidas de adaptación y pagar por los daños y pérdidas ocasionados en el Sur Global sigue siendo causa de una lucha política.
También en Alemania los desafíos son inmensos: los veranos de calor extremo producen más casos mortales que los accidentes de tráfico, muchas especies tradicionales de cultivo ya no se pueden plantar y una gran cantidad de animales está amenazada, al borde de la extinción. La adaptación ya no es solo una opción, de hecho, es una imposición de nuestra realidad. Por tanto, la cuestión gira en cómo la diseñamos y la practicamos.
En varias ocasiones la adaptación climática actual no es proactiva, sino reactiva; no es democrática, sino autoritaria; y no es pública ni universal, sino privatizada y tecnocrática. Así, no logra enfocar bien la enorme desigualdad social existente, agravada con los impactos del cambio climático. Una política de adaptación tendría que poner en el centro de atención a aquellas personas que más sufren sus consecuencias y debería estar enfocada en garantizar buenas condiciones de vida para todas y todos. Para ello, tendría que romper con los estrechos límites de lo que el realismo político (realpolitik) presenta como posible, movilizando y redistribuyendo enormes recursos. Si la adaptación climática no forma parte de una transformación social-ecológica profunda, será un fracaso para la mayor parte de los seres humanos.

* Ulrich Brand
Profesor de Política Internacional en el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Viena, Austria. Se dedica, entre otras temáticas, a las relaciones societales con la naturaleza. En español publicó Salidas del laberinto capitalista: Decrecimiento y postextractivismo, junto al economista ecuatoriano Alberto Acosta (Tinta Limón/Fundación Rosa Luxemburgo, 2018). En https://traficantes.net/libros/salidas-del-laberinto-capitalista
Barbara Fried
Jefa del comité editorial de la Revista Luxemburg-Gesellschaftsanalyse Und Linke Praxis y vicedirectora del Instituto para el Análisis Social de la Fundación Rosa Luxemburg. Forma parte de la Red Care Revolution e investiga sobre trabajo del cuidado y feminismo.
Hannah Schurian
Científica social, trabaja en el Instituto para el Análisis Societal de la Fundación Rosa Luxemburgo. Forma parte del comité editorial de la Revista Luxemburg-Gesellschaftsanalyse Und Linke Praxis.
Markus Wissen
Politólogo y profesor de ciencias sociales en la Escuela de Economía y Derecho de Berlín. Sus investigaciones se han especializado en procesos de transformación social-ecológica y política de clase desde el enfoque de la ecología. Publicó, entre otros, el libro Modo de vida imperial – vida cotidiana y crisis ecológica del capitalismo, en 2017, junto a Ulrich Brand, editado en castellano por Edición Tinta Limón. En https://traficantes.net/libros/modo-de-vida-imperial
Rhonda Koch
Rhonda Koch ha estudiado filosofía, milita en el partido alemán Die Linke y forma parte del comité editorial de la Revista Luxemburg-Gesellschaftsanalyse Und Linke Praxis.