«Las alianzas de Gustavo Petro son un paseo en la cuerda floja»

Índice

Entrevista con Alejandro Mantilla[1]

Alejandro Mantilla es filósofo y director de la revista La Siniestra. Participa en el partido de izquierda Polo Democrático, que forma parte del Pacto Histórico.

El Pacto Histórico surgió como la fuerza política más fuerte de las elecciones parlamentarias. ¿Qué ha cambiado desde las últimas elecciones para que este resultado sea posible?

El cambio más importante es que el uribismo ha perdido su hegemonía en la sociedad colombiana, esto se aplica tanto a la clase media como a la clase trabajadora. Actualmente, el ala derecha de la política tiene importantes problemas de liderazgo.  Además, fue relevante la aparición de una alianza política en la que participe la izquierda, pero que al mismo tiempo no sea exclusivamente de izquierdas. Así, el Pacto Histórico ofreció una alternativa a la crisis social producida por el gobierno de Duque y a 20 años de uribismo. Esta crisis fue causada por el modelo económico neoliberal, pero también por el incumplimiento de los acuerdos de paz.

Parece posible que Petro gane las elecciones presidenciales, quizá incluso en la primera vuelta. ¿Cuáles serían los cambios más importantes que un gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez podría lograr en los próximos cuatro años?

En primer lugar, el dúo Petro-Márquez tiene todos los requisitos para ganar estas elecciones, posiblemente incluso en la primera vuelta. Sin embargo, no lo doy por seguro, porque varios sectores de la derecha están apoyando a Fico Gutiérrez, exalcalde de Medellín, quien se presenta por Equipo por Colombia, la coalición conservadora. Además, hay una campaña de desinformación muy fuerte contra ambos, que en el caso de Francia Márquez también resulta racista y sexista.

Se considera probable una victoria, pero también me gustaría recordar el referéndum sobre el Acuerdo de Paz, en 2016. En aquel momento, casi sin excepción, todos dimos por hecho que el «sí» ganaría, pero luego las cosas resultaron muy diferentes.

Creo que el de Petro puede ser un gobierno de ruptura histórica. Nunca hemos tenido un gobierno de izquierda o democrático en Colombia. Hay una continuidad republicana de doscientos años en el país que siempre ha estado bajo el control de las élites. Si Petro gana, sería la primera vez que lidera una fuerza política alternativa. La pregunta es: ¿de qué magnitud será la ruptura? Yo creo que será un gobierno moderado, sin embargo, podría dar pasos importantes en cinco áreas:

  1. El respeto al Acuerdo de Paz con las FARC-EP y la posibilidad de negociar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como medidas para llevar a los narcotraficantes ante la justicia.
  2. Una reestructuración del sistema fiscal y del presupuesto del Estado.
  3. Más inversión en los sectores sanitario, educativo y social.
  4. Avances en el uso ecológico de la tierra, por ejemplo, reduciendo el extractivismo, aunque no habrá una agenda totalmente postextractivista.
  5. Un cambio en la política de drogas.

Todos estos temas son de máxima relevancia para la sociedad colombiana.

El Pacto Histórico es la mayor fuerza en ambas cámaras, pero no tiene mayoría por sí mismo. ¿Cuáles son los límites de un futuro gobierno de izquierda y qué alianzas tendrá que formar?

Gustavo Petro ha declarado desde el principio que quiere gobernar de la mano de las corrientes liberales. Hay partes del establishment que se están acercando a Petro, por lo que es muy posible una mayoría en el Congreso. Estas alianzas son necesarias para alcanzar la presidencia, pero son una especie de regalo envenenado. Son corrientes que intentarán controlar partes del Estado y algunas de ellas tienen claros vínculos con la corrupción y las ideas neoliberales. Así que es un acto de equilibrio: por un lado hay que ganar, pero por otro está claro que esas alianzas debilitan el programa y también entregan el poder a grupos que son políticamente conservadores o corruptos y clientelistas.

¿Qué papel podrían desempeñar los movimientos sociales y la izquierda extraparlamentaria? 

Entre 2016 y 2019, los distintos movimientos lograron reorganizarse a pesar de la violencia paramilitar. A partir de 2019, se observó un fenómeno adicional: una gran capacidad de movilización de partes organizadas de las poblaciones, pequeñas organizaciones o grupos de referencia, como vecinos o amigos jóvenes. Estos cambios explican la pérdida de hegemonía de la derecha. La crisis de liderazgo de la derecha, la impopularidad de Álvaro Uribe y la posibilidad de una victoria electoral de la izquierda, no se deben al genio de Petro. Más bien, este desarrollo fue posible gracias a la movilización social. Las organizaciones que han dado expresión al descontento social existen desde hace décadas. Por ejemplo, el movimiento indígena y campesino, el movimiento afrocolombiano o los sindicatos. Los jóvenes que rechazan las medidas de Duque también han hecho posible esta evolución.

Si Petro quiere ganar las elecciones presidenciales en primera vuelta, solo será posible apelando a esos sectores de la sociedad que salieron a las calles en 2019 y 2021. Salen a la calle, pero no necesariamente al colegio electoral. Me preocupa que Petro y el Pacto Histórico se centren demasiado en las viejas corrientes políticas. Para crear un frente realmente amplio, un proyecto de gobierno de este tipo debe apoyarse en los movimientos sociales. En educación, debería contar con el sindicato de profesores Fecodec, que es el más importante. En el ámbito de la salud, un posible aliado es el Movimiento por el Derecho a la Salud, que rechaza la neoliberalización en la sanidad. En cuestiones agrarias, el movimiento campesino indígena y también los terratenientes de clase media son posibles aliados. Tienen una gran capacidad de movilización de seguidores y se han visto muy afectados por el libre comercio. En relación con el extractivismo y la transición energética, el movimiento ecologista es relevante y ha iniciado los debates sobre la transición energética. Igualmente importantes son los trabajadores de las industrias del carbón y del petróleo, porque son los que saben cómo hacer realidad la transición energética.

En Colombia, estamos en una fase de reorganización de los movimientos sociales desde 2016. Aquí hay un gran potencial para un diálogo permanente entre los movimientos y un eventual gobierno Petro-Márquez. Francia Márquez está muy arraigada a los movimientos sociales y vinculada tanto al movimiento afrocolombiano como al ecologista, por eso creo que puede ser el contrapeso necesario. Ella puede asegurar la continuidad del diálogo con los movimientos sociales y así ser un vínculo para que no se repita lo que ha sucedido en otros gobiernos alternativos de la región.

[1] La versión en alemán de esta entrega especial, previo a las elecciones presidenciales colombianas, será publicada en www.rosalux.de

*Elías Korte: Actualmente realiza una pasantía en la Oficina Región Andina de la Fundación Rosa Luxemburgo, en Colombia, como parte de su maestría en Ciencias Sociales. Mantiene un interés especial por los acontecimientos políticos y el proceso de paz en este país, al cual lo ha estudiado a fondo. En su tesis de licenciatura, abordó el dominio de los grupos violentos en el departamento colombiano del Chocó desde la perspectiva de la población civil.