ECU: dos estudios sobre trabajo de plataformas

Índice

El 22 de agosto de 2021 un camión que transportaba diésel en la ruta Papallacta-Quito se volcó muy cerca de las fuentes de agua para la capital. Durante dos días se alertó a las y los habitantes de la ciudad sobre la posibilidad de contaminación del agua potable. Esos días les repartidores de las plataformas cargaron en sus mochilas miles de galones de agua a las casas de las y los quiteños asustados. En redes sociales circularon mensajes pidiendo a la ciudadanía dejar de pedir tanta agua, por el peso que eso implicaba para las y los repartidores. ¿Quiénes son estas personas que solventaron la necesidad de agua de las familias de Quito? ¿Cuánto ganan por entregar agua, pizzas, documentos, medicinas? ¿Cuál es la situación laboral de quienes conducen motos, bicicletas o vehículos para realizar entregas a través de Pedidos Ya, Uber Eats, Rappi y otras plataformas en el país? ¿Cómo funciona aquello que varios autores llaman capitalismo de plataforma?

Estas y otras preguntas han motivado la construcción de este boletín, dedicado a conocer más el trabajo en las plataformas digitales en Ecuador para abrir posibilidades de ampliar la organización y el trabajo digno de los hombres y las mujeres que trabajan en ellas.

A continuación algunos temas que llaman la atención.

Autonomía, manejo del tiempo o precariedad en el empleo

Durante los meses de confinamiento, el ruido de las motos era casi el único sonido que se escuchaba en las ciudades, pues la presencia del COVID -19 aumentó sustancialmente el trabajo de repartidores de plataformas. En el artículo “Hacia una caracterización de las y los repartidores y de la economía de plataformas en Ecuador” (Maya, Quevedo, Carrión y Sánchez, 2021) se señala que durante 2020 el número de personas que trabajan reparto aumentó en un 215 %. Una vez que se reactivaron las actividades económicas durante 2021, hubo un descenso del 19 %.

La investigación realizada por Dayana León (2021), “Plataformas digitales: un trabajo que exige estándares de derechos humanos. Estudio de caso en la ciudad de Quito, Ecuador”, pone énfasis en la situación laboral de las y los repartidores.  Este estudio se realizó en el marco del interés de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), con el fin de construir un plan de acción para la organización sindical de las y los trabadores.

Ambos artículos coinciden en que para que un trabajador o trabajadora de plataformas logre acceder a un salario básico (400 dólares) debe trabajar entre 8 y 12 horas. Si una persona se desconecta varias horas o no trabaja durante varios días, la aplicación deja de enviarle pedidos, por lo cual mantenerse en actividad y conectarse es clave. “Es así que, de acuerdo con los datos de la la Encuesta Nacional de Empleo Subempleo y Desempleo (Enemdu), la mayoría de riders se encuentran en rangos salariales de entre 150 y 399 dólares (70 %) mensuales, el 7 % gana menos de 100 dólares, y tan solo el 6 % recibe el salario básico” (Maya, Quevedo, Carrión y Sánchez, 2021).

A este salario hay que descontar el gasto de gasolina, el uso de vehículo propio y su mantenimiento, así como la compra del casco y la mochila. El eslogan de las empresas digitales de proporcionar un trabajo autónomo, con un manejo libre del tiempo disfraza la precariedad. “La creciente precarización, mercantilización y fragmentación del trabajo, traspasando distintos costos desde la ‘empresa’ al ‘trabajador’. Una situación invisible para los usuarios de estas aplicaciones quienes —obviamente— valoran los bajos precios, la rapidez y la disponibilidad permanente de estos servicios”, se señala en el estudio de Dayana León (2021), citando a Bonhomme, Arriagada, e Ibáñez (2020).

Sin derechos laborales: un trabajo para población joven y migrante

Los dos estudios coinciden en que el trabajo de repartidores en plataformas digitales es ocupado por población migrante. Maya, Quevedo, Carrión y Sánchez (2021) señalan que los datos de la Enemdu no permiten obtener una lectura real de la población migrante que trabaja en plataformas y, de acuerdo con estos datos, el 91 % de riders son ecuatorianos. Esta información se diferencia radicalmente de las cifras presentadas por otros estudios, donde se estima que entre el 32 % (Grupo Faro 2021, p. 14) y el 66 % (Hidalgo y Salazar, 2020, p. 89) de las y los trabajadores de apps son migrantes.

En la encuesta realizada por Dayana León (2021) se encontró que “el mayor porcentaje de trabajadoras/es identificados fue de Venezuela en un 64,71 % (n.33), seguido por Ecuador en (23,53 %, n.12), Cuba (7,84 %, n.4) y Colombia (3,92 %, n.2). Las mujeres eran fundamentalmente de Venezuela en 67 % (n.6) y Ecuador 33 %”.

Respecto de la edad, la mayor parte de trabajadores y trabajadoras son menores de 40 años. Esto dice mucho de la calidad de trabajo juvenil en el país.

Hacia una organización de les trabajadores de plataformas digitales

Dayana León sistematizó estudios hechos en el país sobre el trabajo en plataformas, pero además encuestó a trabajadores de plataformas en Quito. El 80 % respondió que sus derechos son vulnerados y el 92 % (n.47) considera necesaria que una instancia u organización defienda sus derechos.

En Ecuador la organización que agrupa a trabajadores de reparto de plataformas digitales es el Frente de las y los trabajadores de Plataformas Digitales del Ecuador (FrenApp).

Durante el último año, FrenApp ha buscado la legalización de su organización, que en un inicio era de hecho y que actualmente se atraviesa los últimos momentos de constitución legal como sindicato de rama, es decir como una organización de derecho. En abril y octubre de 2020, las organizaciones que antecedieron a FrenApp, como Glovers Ecuador, participaron en las primeras huelgas internacionales de repartidores de plataformas. (Maya, Quevedo, Carrión y Sánchez, 2021)

Invitamos a leer los dos estudios que proporcionan información actualizada sobre la situación del trabajo de reparto mediante el uso de plataformas digitales en Ecuador. Los dos estudios insisten en la precariedad de este tipo de trabajo y en la necesidad de organización, investigación y protección de los derechos laborales de quienes ahí se emplean.