Escenarios sociales y resultados electorales en Ecuador

Pablo Ospina Peralta[1]

El infortunio ecuatoriano tiene dos caras. El vendaval del crimen organizado y la delincuencia común, que ha arrasado rápidamente las costas ecuatorianas, y el deterioro acelerado de todo el sistema de representación política y organización estatal, arrinconado por el desastre económico y la volatilidad electoral. Ambas están, por supuesto, estrechamente relacionadas. El análisis de los resultados electorales de la primera vuelta de unas elecciones nacionales inesperadas, el 20 de agosto de 2023, servirá para tratar de integrar ambos rostros en una sola interpretación.

 

Descarga Secuelas del infortunio. Escenarios sociales y resultados electorales en Ecuador

 

Elecciones anticipadas

 La decisión de Guillermo Lasso de disolver la Asamblea Nacional en medio de un juicio político para destituirlo, el 17 de mayo de 2023, expresó, en el fondo, la estrecha conexión entre el deterioro de la situación de seguridad con la incapacidad de las élites empresariales para reconstruir a su favor el desmoronado sistema de representación.[1] Lasso fue incapaz de convertirse en el Uribe o el Fujimori ecuatoriano. En mayo de 2021, Lasso había iniciado la gestión de un gobierno débil, nacido de un voto prestado, fundamentalmente destinado a oponerse al correísmo, que no adhería a su programa, ni a su figura, ni a su discurso, sin mayoría parlamentaria; con un país que empezaba apenas a respirar tras la hecatombe de la pandemia y a sufrir los embates de una crisis de seguridad sin precedentes con las primeras masacres carcelarias de su historia (tabla 1).

 

Tabla 1. Masacres carcelarias entre 2021 y 2023

No. Fecha Lugar Muertos
1 23 de febrero de 2021 Turi, Regional Guayas, Latacunga, Penitenciaría del Litoral 79
2 21 de julio de 2021 Penitenciaría del Litoral, Latacunga 27
3 29 de septiembre de 2021 Penitenciaría del Litoral 119
4 12 y 13 de noviembre de 2021 Penitenciaría del Litoral 68
5 3 de abril de 2022 Azuay 20
6 9 de mayo de 2022 Santo Domingo 44
7 18 de julio de 2022 Santo Domingo 12
8 3 de octubre de 2022 Cotopaxi 16
9 5 de octubre de 2022 Penitenciaría del Litoral 13
10 7 de noviembre de 2022 Cárcel de El Inca 5
11 18 de noviembre de 2022 Cárcel de El Inca 10
12 12 de abril de 2023 Penitenciaría del Litoral 6
13 14 de abril de 2023 Penitenciaría del Litoral 12
14 22 al 25 de julio de 2023 Penitenciaría del Litoral 31
    Total 462

Fuente: Plan V (2023).[2]

La decisión fue inesperada. Parecía más viable la renuncia del presidente o vegetar dos años más hasta terminar el periodo, como había vegetado Lenín Moreno. Así que, al parecer, pesó el hecho de que, como dijera el propio Lasso: “Prefiero gobernar seis meses en el purgatorio que dos años en el infierno”.[3] Que la decisión llegó como una derrota aceptada lo ratificó el hecho de que el partido del presidente, CREO, decidió suicidarse y no presentar candidatos en las elecciones precipitadas por su líder. El conocido membrete murió en el altar de la inutilidad presidencial, a cuya figura nació para servir. Más allá de cualquier obstrucción parlamentaria, el presupuesto de inversión de 2022 solo fue ejecutado en el 44 %, mientras que el presupuesto de seguridad, a junio de 2023, solo fue ejecutado en un 9 %.[4] Un Gobierno inepto para aprovechar todas las herramientas que le ofrece una Constitución altamente presidencialista terminó por dejar caer los brazos.

Sobre todo, a pesar de la pena de muerte informal para casi 500 personas privadas de la libertad, siguió creciendo imparable la criminalidad en las calles y la penetración del narcotráfico en las altas esferas del Gobierno.[5] Es impensable que el crimen organizado funcione sin la colaboración, sea por complicidad o por miedo, de funcionarios de aduanas, de los puertos, de la fuerza pública, jueces y responsables políticos. Se percibía un aumento de las actividades del crimen organizado desde que la dolarización facilitó enormemente el lavado de dinero. Aunque Ecuador siempre lavó dinero del narcotráfico desde los años ochenta, a partir de 2003 asistimos a la instalación progresiva de agrupaciones delictivas ligadas al crimen transnacional, en especial el cartel de Sinaloa (en 2003), la llamada “mafia albanesa” (en 2009), encargada del tráfico hacia
Europa, y, finalmente, el cartel Jalisco Nueva Generación (en 2020).[6] En pleno gobierno de la Revolución Ciudadana, alias Gerald, un pescador reconvertido en traficante del Cartel de Sinaloa, logró canalizar la mayor parte de la droga colombiana y llevarla a Estados Unidos por un complejo sistema de lanchas que se abastecían de combustible en alta mar. Gerald consiguió el acuerdo de seguridad con Los Choneros, un grupo nacido en los años noventa, y, según el juicio que se siguió en Estados Unidos después de su captura en Colombia, en abril de 2017, había logrado introducir 250 toneladas de cocaína al mayor consumidor del mundo. El Chapo Guzmán, jefe del cartel, fue condenado por introducir apenas 150 toneladas.[7]

Dos hechos recientes parecen detonantes de la degradación rápida de la situación. Primero, el acuerdo de paz en Colombia en 2016, que sacó abruptamente de la frontera a una organización que ofrecía orden y una cierta “racionalidad estatal” en sus operaciones. Además, las FARC tenían la práctica de tratar de evitar atacar a objetivos ecuatorianos porque querían desalentar cualquier colaboración estrecha, así como maniobras conjuntas y simultáneas entre militares ecuatorianos y colombianos. El territorio ecuatoriano era, además, un lugar de descanso, como lo probó el ataque de Angostura en 2008, en el que fue asesinado Raúl Reyes, líder de las FARC. En lugar de la histórica guerrilla, la frontera empieza a ser dominada desde 2016 por una docena de grupos disidentes e irregulares, más pequeños, que disputaban el territorio y los canales de tráfico. Sobre todo, dejan de tener la misma política ante Ecuador, e inmediatamente hacen detonar un coche bomba en un cuartel policial en San Lorenzo, provincia de Esmeraldas, y asesinan a periodistas ecuatorianos (en marzo de 2018). El segundo hecho es la pandemia (2020-2021), que parece haber retenido el tráfico y creado una cierta crisis en la distribución de drogas, un aumento de las deudas y una sustitución del consumo de cocaína por el fentanilo, opioide sintético producido en Estados Unidos o en el sudeste asiático,[8] lo que llevó a duras disputas entre carteles mexicanos y colombianos que se trasladaron a las bandas locales que les brindaban seguridad. Como secuela directa de esta nueva situación, a fines de diciembre de 2020 es asesinado alias Rasquiña, el líder de Los Choneros, e inmediatamente empiezan las masacres carcelarias, apenas el fin de la pandemia pudo facilitar el reinicio de las exportaciones de cocaína.[9]

La alucinante indolencia gubernamental de las administraciones de Lenín Moreno y Guillermo Lasso, que obstaculizaba por igual dotar de medicinas a los hospitales o comprar chalecos para la Policía, sin duda facilitó la operación de los grupos delincuenciales. La complicidad a veces puede parecer inoperancia.[10] La obsesión con el déficit fiscal también llevó a reducir el presupuesto para el manejo de unas cárceles gigantescas y a la larga difíciles de administrar, ideadas por la megalomanía de Rafael Correa, seguramente obsesionado con evitarse el costo en popularidad de distribuir muchas cárceles pequeñas por todo el territorio nacional.[11]

Así como la política económica consistió en no gastar, y la política de recuperación tras la pandemia estribó en dejar que las cosas ocurrieran solas, la política de seguridad radicó en esperar la autorregulación de los grupos mafiosos.[12] El entonces ministro del Interior, Patricio Carrillo, lo expresó meridianamente en agosto de 2022: “Nosotros vamos a continuar con esto, porque llegará un momento en que esto tiene que autorregularse. El tema parecería como que no tiene efecto porque no desaparece la violencia, pero esta nunca va a desaparecer”. [13] La inacción alienta la desesperación. No solo ofrece facilidades para reclutar en bandas delincuenciales, sino que el Ecuador vive una crisis migratoria que todavía no ha llegado a los niveles de la estampida del cambio de siglo, pero se está acercando. Como se puede ver en el gráfico 1,
los saldos migratorios legales de ecuatorianos son un excelente indicador de las crisis económicas (aunque no registran la migración ilegal): aumentó desde 2015 y se aceleró en 2021, luego de la caída obligada por el confinamiento en 2020.

Gráfico 1. Saldo migratorio 1997-2022 (ecuatorianos)

Fuente: INEC (2022).[14]

El resultado político de una situación social tan altamente degradada es, sin duda alguna, la derechización del electorado debido a la demanda de orden a cualquier precio.

 

La campaña y los resultados electorales

 La conexión entre la descomposición de la seguridad pública y las elecciones no podía ser más directa. El 23 de julio de 2023, por primera vez en la historia, un alcalde en funciones de una de las ciudades más grandes del Ecuador, el puerto de Manta, era asesinado. El 9 de agosto de 2023, también por primera vez en la historia, un candidato presidencial, Fernando Villavicencio, caía acribillado al salir de un mitin en Quito.[15] Tanto Villavicencio como Agustín Intriago, alcalde de Manta, caracterizaron sus carreras públicas por fuertes enfrentamientos con el correísmo y podrían definirse políticamente como anticorreístas.

Ante la drástica crisis de seguridad, podía esperarse que el miedo en la población redujera la asistencia a las urnas. Pero no pasó nada inusual. En las elecciones del 20 de agosto hubo poca abstención (el 17 %, la segunda más baja desde 1978), y el rechazo al sistema político no se expresó en los nulos y blancos (también fue el segundo más bajo desde 1978, 8,8 % entre los dos). La campaña fue corta, lo que favoreció a las candidaturas con más dinero o con más estructura organizativa, o con ambos. En las siguientes líneas, analizaremos los resultados electorales y los pondremos en relación con la campaña y el ambiente de inseguridad.17 Al final, haremos una breve prospectiva sobre su posible significado para afrontar el doble infortunio del país.

Gráfico 2. Resultado de las elecciones presidenciales generales

Fuente: Consejo Nacional Electoral[16]

El correísmo obtuvo aproximadamente la misma votación que en la primera vuelta de 2021, 33,6 % de los votos válidos (gráfico 2). Consiguió ligeramente más asambleístas[17] y mantuvo un voto fiel: casi la misma votación entre presidente y candidatos nacionales a la Asamblea. Su electorado está ligeramente mejor distribuido en los territorios: bajó su fuerza en la Costa y subió en la Sierra y Amazonía. Lo que resalta es la persistencia y regularidad de su electorado. Dado que desde 2013 su voto venía reduciéndose, este resultado es un éxito. ¿A qué factores se lo puede atribuir? Los mensajes de campaña
nos dan una indicación: toda la apuesta consistió en mostrar que “Con Correa estábamos mejor”. “Lo volveremos a hacer”. En una palabra, apostaron a que el desgaste de gobiernos ineptos e indolentes era suficiente para ganar la elección basados en el recuerdo edulcorado de un pasado luminoso. Pero una candidata desconocida, Luisa González, notablemente conservadora y originaria de su bastión electoral costeño en Manabí, no le granjeó apoyos adicionales en la Costa; de hecho, el correísmo obtuvo el peor resultado en su provincia más fiel desde 2013.

Gráfico 3. Lenín Moreno 2017, Andrés Arauz 2021, Luisa González 2023 (% de votos válidos)

Fuente: Consejo Nacional Electoral.[18]

La gran sorpresa la constituyó la notable votación de Daniel Noboa y del sucesor de Fernando Villavicencio, el periodista Christian Zurita, que obtuvieron 23,4 % y 16,3 % del voto válido, respectivamente. Villavicencio venía creciendo en las encuestas y aparecía como una potencial sorpresa electoral. Esto podría deberse, en mi opinión, a dos factores. Primero, a que la estrategia correísta de centrar toda la campaña en los logros y éxitos de la administración de Rafael Correa, en la omnipresencia del expresidente en todos los materiales de campaña, de una manera que superó con creces lo que pasó en 2021, reforzó la sensación de que en caso de victoria sería Correa quien gobernara y no González. El anticorreísmo creció, se activó o se despertó a la sombra de esa propaganda y esa estrategia. Villavicencio fue uno de los beneficiarios principales de ese resurgimiento. En segundo lugar, Villavicencio tenía un discurso fuertemente ligado al desmontaje de las mafias, la corrupción y el crimen organizado que toma el control del Estado. Hablaba de mano dura, que respaldaba con su personalidad robusta, enérgica, y buscaba irradiar la imagen de un incorruptible limpiador de los establos de Augias. Además, las acompañaba con denuncias no solo genéricas sino que incluían nombres y apellidos concretos de sus denunciados. Era abiertamente desafiante. De esta manera, aunque Jan Topic (candidato apoyado por el Partido Social Cristiano, el tradicional portaestandarte de los grupos empresariales costeños) se promocionaba como el “Bukele ecuatoriano”, es posible que una fracción creciente del electorado identificara el estilo de Villavicencio con las propuestas del mandatorio salvadoreño. Villavicencio era, además, mucho más conocido que el novel candidato del Partido Social Cristiano. El asesinato volcó al electorado hacia su lista de manera abrumadora.

Una sorpresa más difícil de descifrar es la de Daniel Noboa, hijo del exportador bananero Álvaro Noboa, cinco veces candidato presidencial en el último cuarto de siglo, que se había destacado en el debate presidencial del 13 de agosto por sus respuestas directas, su manejo de los distintos temas y porque no se centró solo en la seguridad sino que mostró un buen desempeño en todos los frentes. A lo largo de su campaña, presentó sobriamente un programa centrado en la economía, el empleo y la política social, aunque su vicepresidenta es radicalmente neoliberal y antiabortista. Fue mucho más equilibrado y preciso en los temas de campaña que cualquier otro de los candidatos. Para proyectar esa imagen de eficiente administrador parece haberle servido el debate presidencial, como le sirvió a Xavier Hervas en 2021. Noboa dispuso durante toda la campaña de fondos casi infinitos de su propio bolsillo, y recorrió el país repartiendo asistencialismo: servicios médicos, alimentos, semillas y materiales de campaña útiles como prendas de vestir.20 ¿Cómo explicar lo inesperado de su votación?

Si comparamos territorialmente el voto de 2021 con el de 2023, lo que se nota es una masiva transferencia de electores desde Yaku Pérez y Xavier Hervas hacia Daniel Noboa y Fernando Villavicencio / Christian Zurita (gráfico 3).21 Yaku Pérez fue el candidato del movimiento indígena, mientras Xavier Hervas representó al partido socialdemócrata Izquierda Democrática. Ambas votaciones podrían caracterizarse como históricamente relacionadas con la tendencia del centro-izquierda y con el anticorreísmo. En el voto de Zurita hay, al menos, otro componente. La volatilidad de la intención de voto también se expresó en que el crimen de Villavicencio pareció inicialmente fortalecer, sobre todo en la Costa, al candidato que enarbolaba lo que podríamos llamar la “estrategia Bukele”, el empresario Jan Topic, del conservador Partido Social Cristiano, pero luego se recondujo hacia el sucesor de Villavicencio. Finalmente, su trágica muerte y la ola de empatía que la acompañó llevaron a su lista hasta 16 % de los votos. Conviene decir, sin embargo, que ninguno de los dos ganadores de la primera vuelta, Luisa González o
Daniel Noboa, tenía una estrategia de campaña centrada en la seguridad, sino en una agenda más amplia, económica y social.

Gráfico 4. Voto de Pérez+Hervas (2021) y Noboa+Villavicencio (2023) (% válidos)

Fuente: Consejo Nacional Electoral.22

En el voto de Daniel Noboa, además del voto serrano de Pérez y Hervas, también se nota un importante trasvase del electorado de su padre, el empresario bananero Álvaro
Noboa. En entrevistas posteriores a la primera vuelta, Daniel Noboa ha destacado las similitudes en la votación del primer Rafael Correa, el de 2006, con la suya; pero la verdad es que la distribución de su electorado se parece mucho más a una combinación virtuosa de la candidatura de Álvaro Noboa en 2006 y la de Yaku Pérez y Xavier Hervas en 2021 (gráfico 4). Solo así se explica su alta votación en Guayas y Manabí. No pudo arrancarle casi nada de Esmeraldas al correísmo, que creció en esa provincia de amplia población afroecuatoriana, antiguamente entusiastas seguidores del primer Noboa. Las zonas indígenas de la Amazonía y la Sierra central siempre fueron esquivas para Álvaro Noboa, como han sido esquivas para Rafael Correa desde 2006 hasta la fecha. Pero ahora el joven heredero heredó también el voto indígena.

Gráfico 5. Votos válidos Á. Noboa 2006 – D. Noboa 2023

Fuente: Consejo Nacional Electoral.23

¿Cómo explicar la verdadera debacle de las candidaturas de Yaku Pérez y de Xavier Hervas? Su votación combinada en 2021 provino del voto serrrano, tradicionalmente de centro-izquierda, y al mismo tiempo anticorreísta, que había apoyado a Guillermo Lasso en 2017 y que, además, aspiraba a escapar a la polarización entre el correísmo y la derecha empresarial como únicas opciones. Ambos candidatos creyeron equivocadamente que ese voto recibido en 2021 era el resultado de sus atributos personales como candidatos. Hervas creyó que lo suyo era el voto joven atraído por la imagen en la plataforma Tik tok. Pero el análisis de la distribución espacial y social de su votación en 2021 revela que fue un voto ubicado en las mismas zonas y con los mismos grupos sociales donde originalmente se había asentado el partido Izquierda Democrática. Si llegó a contar con la adhesión del voto joven tiktokero, tales adhesiones no ocurrieron al azar. Hubo oídos atentos donde había residuos de estructuras cacicales previas de la ID.

Por su parte, Yaku Pérez hizo la declaración política de que su voto era un patrimonio personal cuando en mayo de 2021 se retiró de Pachakutik, el movimiento electoral ligado a los pueblos indígenas, y en la práctica abandonó la Conaie en las manos de sus adversarios internos. Por un momento, durante la campaña, pareció que Pérez podía conservar el voto que recolectó en 2021, esencialmente porque era el único candidato de la tendencia del centro-izquierda. No había otro. Pero lo que esa campaña y ese candidato olvidaron es que, en realidad, la capacidad de Yaku Pérez en 2021 para atraer el voto anticorreísta de la gente más pobre y rural de la Sierra y la Amazonía expresó la ira, la decepción y la radicalidad de los sectores más empobrecidos, quienes han sido tratados como desechos y escoria por un sistema económico despiadado y unos gobiernos insensibles. Todo eso había aflorado a la superficie en el levantamiento popular de octubre de 2019. En 2021, su discurso espiritual, de la armonía y la concordia, compensaba o complementaba la ira y la decepción que expresó el levantamiento de año y medio antes. En la campaña de 2023, desgajado de ese movimiento y alejado de esa herencia (a la que prácticamente nunca hizo referencia en su campaña), el discurso de la concordia y la paz espiritual quedó huérfano en un tiempo de búsqueda de voluntades enérgicas y firmes, percibidas como necesarias para enfrentar una situación social y económica desesperada.

 

El infortunio en perspectiva

La intensa búsqueda que el electorado ecuatoriano, fundamentalmente el electorado anticorreísta, ha demostrado por una “tercera vía”, un escape a la hasta entonces inevitable “polarización” entre el correísmo y la derecha empresarial, recaló esta vez en opciones abiertamente conservadoras. Es una tragedia para las fuerzas populares ecuatorianas, hasta ahora lideradas por el poderoso movimiento indígena. Detrás de ese giro penoso está, por supuesto, la conversión del desierto yermo de la desesperación económica en una crisis de seguridad pública sin precedentes históricos. Pero es también responsabilidad de las principales dirigencias del movimiento popular, que, en medio de un escenario confuso, de difícil orientación, desplegaron el espectáculo de divisiones, ambiciones y personalismos que no podían más que pasar una abultada factura política.

La expectativa de reconstrucción de alternativas políticas de izquierdas está enredada en los inestimables resultados de la consulta popular sobre la protección del Yasuní y del Chocó Andino frente al extractivismo petrolero y minero. En esos resultados históricos, de las dos primeras consultas populares oficiales conquistadas por iniciativa ciudadana, recolección de firmas, organización de base e interminables recursos judiciales, yace un patrimonio de confianza ciudadana, ecologismo popular y voluntad de cambio de la matriz productiva, que nos recuerda que los sentimientos y opciones populares son contradictorios y hay cabos a donde es posible aferrarse para luchar por una sociedad mejor. Pero la desconexión contradictoria entre el voto ecológico y de castigo a las élites desprestigiadas que acudieron al miedo para revertir el voto popular, con la entrega de apoyo a opciones electorales que impugnan tal perspectiva, es una desdicha que debe ser enfrentada en los años por venir.

La segunda vuelta se presenta inicialmente más favorable a Daniel Noboa que al correísmo; pero la campaña será larga y quizá tumultuosa. Si en las primeras vueltas la gente vota sin fe por el que luce como un mal menor, en las segundas vueltas ganan el miedo y la desazón. Predomina el voto en contra. La estrategia correísta de poner delante a Rafael Correa ha reavivado enormemente el anticorreísmo; mientras que el mayor rechazo de Daniel Noboa proviene de su padre. Por eso, el joven candidato prefiere recostarse sobre los brazos de su madre, que lo acompaña como médica en sus recorridos. Aunque ambas candidaturas son desconocidas, recientemente incorporadas al elenco de los políticos de alcance nacional, la de Luisa González es mucho más dependiente de su jefe que la de Noboa de su progenitor.

El año y medio que seguirá a la elección no será suficiente para ninguna reforma estructural; será un corto tiempo dedicado a reconstruir una mayoría estable. El nuevo Gobierno se centrará en el esfuerzo por deshuesar a su favor la disgregación política y la desconfianza ciudadana. Cualquiera sea el que gane, deberá volcarse, si quiere alentar algún futuro, a una desenfrenada campaña de inversiones en infraestructura, obra pública y gasto social. Solo así podrá construir una mayoría parlamentaria propia y alguna oportunidad de superar esta época de partidos y candidatos golondrina, que aparecen de manera fugaz durante los veranos electorales y desaparecen rápidamente en el invierno desolado de la austeridad en la gestión pública. Solo una agenda semejante puede constituirse en una opción inicial para el tratamiento exitoso y urgente de la violencia delincuencial y el crimen organizado. En el marco de ese intento corto y muy dependiente de una eficiente gestión de los fondos públicos, los movimientos populares deberán pugnar por recuperar la inteligencia y forjar una mínima unidad.

 

[1] Sobre el juicio político, véase Cuvi, J. (2023). Crisis, caos y securitización. El itinerario del poder hacia un nuevo esquema de dominación. Ecuador Debate 119.

[2] Plan V. (2023). Ruptura entre Los Lobos y Tiguerones genera nueva matanza en la Penitenciaría y el caos se extiende a Esmeraldas. Plan V, 25 de julio. https://www.planv.com.ec/historias/crimen-organizado/ruptura-entre-lobos-y-
tiguerones-genera-nueva-matanza-la-penitenciaria

[3] Citado en Cuvi (2023, p. 17).

[4] Angulo, S. (2023). Seguridad y obra pública, con lenta ejecución de presupuesto. Expreso, 24 de julio. https://www.expreso.ec/actualidad/economia/seguridad-obra-publica-lenta-ejecucion-presupuesto-167776.html

[5] La tasa de homicidios intencionales llegó a 25 por cada cien mil habitantes en 2022, cuando la cifra histórica se situó entre 5 y 17 en los treinta años anteriores. Véase: Ministerio del Interior, Subsecretaría de Evaluación y Estudios. (2018). Análisis de homicidios en Ecuador 1980-2017. Octubre de 2018; Ministerio de Gobierno. Indicadores de seguridad ciudadana. http://cifras.ministeriodegobierno.gob.ec/comisioncifras/inicio.php (consultado el 21 de julio de 2022); Carrión, F. (2022). La violencia en el Ecuador, una tendencia previsible. Ecuador Debate 117, 15-40.

[6] Un informe sobre la historia de los diversos grupos de narcotraficantes en Ecuador puede leerse en Plan V. (2023). Estos son los 8 líderes de tráfico de drogas que ha tenido Ecuador, según Antinarcóticos. Plan V. 24 de julio. https://www.planv.com.ec/historias/crimen-organizado/estos-son-8-lideres-trafico-drogas-que-ha-tenido-ecuador-segun

[7] Plan V. (2018). El lanchero de Manta que amasó US$ 200 millones en el crimen. Plan V, 16 de abril. https://www.planv.com.ec/historias/politica/el-lanchero-manta-que-amaso-usd-200-millones-el-crimen; Plan V. (2023). Gerald ofreció $5 millones a EE.UU. antes de su sentencia y encierro en una cárcel de Minnesota. Plan V, 11 de enero.
https://www.planv.com.ec/historias/crimen-organizado/gerald-ofrecio-5-millones-eeuu-antes-su-sentencia-y-encierro-una-carcel; Plan V. (2023). Desde hace un año, alias Gerald busca la reducción de su condena en EE.UU. Plan V, 16 de enero. https://www.planv.com.ec/historias/crimen-organizado/desde-hace-un-ano-alias-gerald-busca-la-reduccion-su-condena-eeuu

[8] Salazar, D. (2023). El fentanilo desplazó a la cocaína: la impactante transformación del mercado de las drogas en Colombia. Infobae, 27 de mayo. https://www.infobae.com/colombia/2023/05/27/el-fentanilo-desplazo-a-la-cocaina-la-impactante-transformacion-del-mercado-de-las-drogas-en-colombia/

[9] Plan V. (2022). ¿Quién asesinó a alias Rasquiña? Plan V, 3 de enero. https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/quien-asesino-alias-rasquina

[10] Sin duda, el caso del cuñado de Guillermo Lasso, Danilo Carrera, ligado a Rubén Cherres, a su vez ligado al parecer a la mafia albanesa y rápidamente asesinado, es el episodio que más hace surgir suposiciones de complicidad en las altas esferas. Véase: GK. (2023). ¿Quién fue Rubén Cherres? GK, 17 de agosto. https://gk.city/2023/02/13/quien-es-ruben-cherres/

[11] González, M. (2022). Megacárceles, el origen de una crisis sin precedentes. Primicias, 25 de abril. https://www.primicias.ec/noticias/en-exclusiva/megacarceles-origen-crisis-penitenciaria-precedentes/

[12] Plan V. (2023). ¿Por qué el último supuesto pacto mafioso es distinto al del 2022?. Plan V, 31 de julio.  https://www.planv.com.ec/historias/crimen-organizado/que-el-ultimo-supuesto-pacto-mafioso-distinto-al-del-2022

[13] González, M. (2022). Ecuador comprará blindados y armas largas para la Policía a Israel. Primicias, 19 de agosto. https://www.primicias.ec/noticias/en-exclusiva/ecuador-blindados-armas-israel-policia/. La entrevista original fue cuando Carrillo era ministro de Gobierno de Lenín Moreno,

[14] INEC. (2022). Registro Estadístico de Entradas y Salidas Internacionales. Cuadro 1.1.4. Quito: INEC. https://www.ecuadorencifras.gob.ec/entradas-y-salidas-internacionales/

[15] No se conocen detalles de la investigación sobre el asesinato de Fernando Villavicencio. Sus más cercanos allegados, y el propio Villavicencio, días antes de su muerte, apuntaron a alias Fito, jefe de Los Choneros, ligado al Cartel de Sinaloa, de quien habría recibido varias amenazas.

[16] He usado libremente materiales de tres entrevistas que me realizaron y que fueron publicadas en 2023. Stefanoni, P. (2023). Ecuador, al borde del precipicio. Entrevista a Pablo Ospina y Franklin Ramírez. Nueva Sociedad, agosto. https://www.nuso.org/articulo/ecuador-urgente/; Nueva Sociedad. (2023). Elecciones en Ecuador. Balance y perspectivas (Opiniones de Pablo Ospina, Augusto Barrera y Paulina Recalde). Nueva Sociedad, agosto. https://www.nuso.org/articulo/ecuador-elecciones-2023/; Ravier-Regnat, S. (2023). Interview. Elections en Équateur: héritiére de “Luisa González suscite beaucoup de rejet” (Entrevista a Pablo Ospina). Libération, 22 de agosto. https://bit.ly/468hhwk

[17] 52 sobre 137 si se toman en cuenta los asambleístas por el exterior, donde las elecciones probablemente se repitan; es decir, 3 más que en 2021.

[18] Consejo Nacional Electoral. Resultados electorales 2017, 2021 y 2023. https://www.cne.gob.ec