Ecuador en la red global del crimen

Entrevista a Fernando Carrión

Oficina Región Andina[1] | Enero 2024

El pasado 9 de enero, la televisión nacional transmitió en vivo el secuestro de periodistas de TC Televisión; estas imágenes circularon por el mundo entero. Al mismo tiempo, trabajadores de las cárceles ecuatorianas fueron secuestrados por la población penitenciaria y dos jefes de organizaciones delictivas escapaban de prisión. Ese mismo, día Daniel Noboa, presidente de Ecuador, declaró la existencia de un conflicto armado interno e instó al Ejército y a la Policía a intervenir en todo el territorio nacional.

Para entender estos hechos, su origen y las perspectivas, la Fundación Rosa Luxemburg entrevistó a Fernando Carrión.

Foto: Galo Paguay
Foto: Galo Paguay

Fernando Carrión: Ecuatoriano, doctor en Ciencias Sociales. Trabaja en temas urbanos. Se acercó a la investigación de lo que él llama “la red global del crimen”, al darse cuenta de que la seguridad importaba tanto como la vivienda o el agua potable a los habitantes de las ciudades. A partir de ahí, se ha convertido en uno de los mayores estudiosos del tema en el país; próximamente publicará el libro La producción social de la violencia en Ecuador y América Latina.

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FRL: Gracias por tu tiempo, este es un tema de mucho interés para nuestros aliados y colegas de la Fundación Rosa Luxemburg. ¿Cuáles son los elementos clave que permiten entender cómo Ecuador llegó a esta situación?

El uno es el Plan Colombia, que se firma en 1999. Había dos grandes carteles: el de Cali, de los Rodríguez Gacha, y el de Medellín, de Pablo Escobar; ellos tenían un proceso de control de todo: del cultivo, de la producción de la cocaína, del tránsito, de la entrada y la venta a los Estados Unidos. Se acaban estos carteles y empiezan a aparecer lo que en Colombia llamaron “bandas criminales”. Y este es un primer hecho: se pluralizan los grupos criminales colombianos. Un segundo hecho es que se internacionalizan tanto el conflicto interno como el narcotráfico. Aquí funciona lo que muchos autores en México llaman “el efecto cucaracha” o “el efecto globo”, que es que algunas funciones, en este caso el narcotráfico, tienden a desplazarse. Se desplazó una buena parte de la producción de cocaína al Ecuador, a Venezuela y a otros países.

FRL: ¿Cuál es el rol que empieza a jugar Ecuador en esta internacionalización?

El Ecuador ya no era solo país de tránsito, era también país de lavado por la dolarización en el año 2000. A partir de ese momento, el Ecuador lava, produce (en laboratorios) y transita la droga. Hay otro hecho internacional: los atentados terroristas en los Estados Unidos en 2001. Los Estados Unidos declaran tres enemigos, los terroristas, los migrantes y los narcotraficantes. Antes entraba todo (drogas) por la Florida, por aire y por mar, se cierra el aire y se cierra el mar. Y se abre la tierra. Adquiere relevancia la frontera de México.

Las bandas criminales en Colombia se hacen más pequeñas, entran los carteles mexicanos y se establece un primer vínculo internacional que rompe esta lógica que tenían los dos carteles colombianos; empieza a haber una división internacional territorial del trabajo. Entonces, por ejemplo, en Colombia, Perú y Bolivia se produce coca; en Ecuador y Venezuela se produce cocaína. Y aquí empieza a armarse lo que yo llamo hoy día “la red global del crimen”: un gran holding. El cártel de Sinaloa está en 51 países del mundo y tiene inversiones en 3700 empresas. Si antes teníamos a Pablo Escobar o a los Rodríguez Gacha manejando absolutamente todo, hoy en día hay grupos en Costa Rica, en Guatemala, en el sur mexicano, en el norte, los otros en el Ecuador, en Perú, etc. Esto explica que lo que está pasando en el Ecuador no es aislado. Todo está absolutamente articulado.

FRL: ¿Qué cambios trajo esta internacionalización a las dinámicas de las organizaciones delictivas del país?

Alrededor de 2017 esta red global del crimen empieza a establecer nexos con sus grupos locales, ya no pagándoles en dólares, sino en droga. Ese es un cambio histórico y brutal que se expresa en cuatro cosas. La primera: tienes que monetizar esa droga porque ya no tienes dólares, meterla al mercado interno demanda una estructura organizativa mejorada. Entonces las organizaciones empiezan a crecer con mucha fuerza. En segundo lugar, el consumo interno se dispara. En tercer lugar, el lavado se dispara. Y en cuarto lugar, el conflicto y la violencia entre estas estructuras se dispara también porque terminan confrontándose por territorios y mercados.


FRL: Señalaste antes que Ecuador se convirtió en país de lavado por la dolarización. ¿Cuánto se lava?

De lo que yo he verificado, son más o menos 3500 millones de dólares. Si es así, gracias a eso es que la economía ecuatoriana no se ha caído. Es una cosa fuerte, pero cuando digo eso tengo que decir inmediatamente que gracias a eso la economía latinoamericana no se cae.

FRL: ¿En qué actividades se lava el dinero?

No se tiene estudios aquí, pero he hecho comparaciones con estudios de otros lugares. En principio se lava en el turismo, acá hay paraísos del consumo de droga; en el sector inmobiliario, en el sector financiero, y en el comercio. Y una cosa relativamente nueva son las monedas electrónicas. En esos sectores con base en estudios hechos fuera, desgraciadamente no aquí, se estima que del lavado el 25 % sirve para la reproducción del ilícito, es decir, en financiar a la gente que produce los ilícitos, que yo estimo son 50 000 personas.

FRL: ¿Cómo es el entramado entre estos grupos criminales y el Estado ecuatoriano?

Siempre nos preocupa solo el Estado. O sea, estos grupos están en la sociedad. Cuando digo que son 50 000 las personas que están vinculadas a 22 grupos (de crimen organizado), si hacemos una comparación con la empresa más grande del Ecuador, que es una una pesquera en la trabajaban 18 000 personas, su peso en la sociedad es brutal.

Cuando se habla solo del Estado se olvida de esto y se deja de trabajar en la sociedad, y a mí me parece que eso es muy grave. La segunda cosa es el peso que tienen las empresas privadas. Si se están lavando 3500 millones de dólares, se lo hace en el mercado legal. Significa que hay empresarios que tienen mejores posibilidades de obtener recursos en condiciones ventajosas en estos mercados que en el mercado formal.

Entonces tienes la sociedad, la economía y en tercer lugar está el Estado. Yo conozco, he seguido algo de cerca, a los municipios colombianos en las antepenúltimas elecciones. De esta no conozco datos. Se hizo una investigación y se llegó a la conclusión de que el 14 % de los municipios estaban comandados por gente de las organizaciones criminales. Yo creo que eso es lo que está pasando en Ecuador, ya entraron en el Estado. Entonces, no solo es corrupción, no solo es intimidación, sino que también es cooptación.

FRL: De entre los 22 grupos criminales que señaló el presidente, ¿hay algunos que tienen vínculos con estructuras criminales europeas?

De 2017 para acá, se produce una sobreproducción de cocaína. En 2021 Colombia incrementa la producción en 43 % y Perú duplica, además se empieza a producir en Centroamérica y en Paraguay, en el sur. Esto hace que el precio de la cocaína se caiga. En Colombia, en 2020 un kilo costaba 980 dólares. Un año después cae a 290 dólares el kilo; se cae a la tercera parte. Frente a esto, las estructuras de estos criminales deciden modificar la lógica del mercado. En principio, América Latina, empieza a consumir. Después, entra a Europa con muchísima fuerza y ahí empieza a aparecer esta red global del crimen, con otros holdings, como son los italianos. Creo que son los más importantes y es extrañísimo porque aquí en el Ecuador no se habla de estas mafias.

FRL: ¿Y por qué no se habla?

Mi hipótesis es que no se habla porque lo único que interesa es el comercio con los Estados Unidos y la cooperación que viene exclusivamente de Asia. Lo que nosotros trabajamos es la cuenca del Pacífico, no abordamos la cuenca del río Amazonas y eso hace la diferencia entre los carteles.

FRL: ¿Puede funcionar lo que está haciendo este Gobierno, declarando conflicto armado interno?

Me da la impresión de quelo que ocurre con la escapatoria de los dos cabecillas es que la aceptación del presidente Noboa se cae ¿y qué es lo que hace el Presidente?, la declaratoria de estado de excepción. Guillermo Lasso, en 28 meses, hizo 22 declaratorias de excepción. Lenín Moreno hizo siete, pero en cuatro años. Y Noboa en mes y medio hace una. Daniel Noboa decide fortalecer la mano dura y ahora tenemos una super mano dura con la declaratoria de conflicto interno armado y con la declaratoria explícita de contra quién es la guerra, que es contra estas 22 estructuras criminales. Cuando hace esa declaración, la impresión que yo tengo es que se fue para las nubes. Realmente me parece que es el presidente de la unidad nacional. La asamblea unánimemente se expresó a favor de él. Por fuera, la mayoría de partidos políticos hicieron lo mismo. Y Rafael Correa también. Da la impresión de que la guerra es lo mejor para generar unidad nacional.

Álvaro Uribe fue presidente, dos periodos con aquello y después puso dos presidentes. Ahora se ha caído un poco, pero la guerra le sostuvo no menos de 20 años y fue el líder, el comandante. Un segundo caso es el de Felipe Calderón, en México. El tercero es el de Nayib Bukele, quien dice exactamente lo mismo y tiene más de 90 % de aceptación. Entonces, las salidas autoritarias en este momento, al menos o en este siglo, son muy populares.

FRL: ¿Cuál podría ser la situación futura?

Tuvimos un epicentro de la violencia en días pasados y la impresión que tengo es que esto va a ir bajando porque a las estructuras criminales no les conviene la confrontación. Ellos se van a retirar y van a dejar de cometer hechos de violencia relativamente significativos. Lo que yo pienso es que esto va a ser cíclico y yo le temo muchísimo. En este caso, lo que generó la violencia fue básicamente el sistema carcelario, y creo que el tema político sería el próximo. ¿Y por qué esto? Porque el año pasado fue año electoral, el año político más violento de la historia de Ecuador. Fueron dos elecciones, una en febrero y otra en octubre. La una de municipios, provincias, parroquias, etcétera, y la otra nacional, con elección de presidente y elección de la Asamblea. No estaban conectadas. En la una mataron a tres candidatos a la alcaldía y en la otra mataron un candidato a la presidencia, a un candidato a la Asamblea y a un dirigente político. Una cosa espantosa. Mataron incluso a un alcalde.

FRL: ¿Qué pasa con el resto de América Latina?, ¿qué va a pasar en Perú, Bolivia, y Colombia?

En Bolivia se está incrementado la producción. Ellos tienen una producción legal y tienen ahora ya una producción también ilegal. A mí me parecer toda América Latina está en esto. En el caso de Ecuador, uno de los grandes problemas es el desmonte del aparato estatal público en 2017. En ese sentido, Argentina tiene un promedio de homicidios por debajo de un dígito, no sé si es ocho o nueve, pero tiene una zona muy complicada que es Rosario. Allí los grupos productores de cocaína de Bolivia y de Perú van y se relacionan con el grupo principal en Rosario, que se llama Los Monos. Y estos ‘Monos’ se relacionan directamente con el primer comando de la capital. Entonces ahí la red del crimen es la red global del crimen. En el caso argentino habría que ver qué pasa con la reforma del Estado planteada por Milei y si afecta al sector seguridad. Si es que eso ocurre, pues será también un centro gravitante que afectará a Uruguay y a Chile. En Argentina estamos hablando de 47 millones de habitantes.

FRL: ¿Hay una opción para combatir a la red global del crimen en este país?

Creo que son esfuerzos regionales e internacionales los que hay que hacer. En el caso de América Latina, el peso predominante que tiene la cooperación internacional es muy complicado porque está la cooperación norteamericana en Ecuador, Colombia y México. La cooperación del BID, del Banco Mundial, del Fondo Monetario, de la CAF, etcétera, no sé qué aportes te pueden hacer: más militares, más armas, más mano dura. Yo creo que la alternativa para nosotros es la de la integración, pero tenemos un problema estructural muy fuerte. Nosotros no nos integramos nunca. Por decir algo, la OEA está en crisis y ya en muchos casos ni siquiera nos representa. La Celac no termina de despegar; Unasur, chao. Gracias al compañero Milei se va a caer la cooperación del Mercosur, que ya estaba mal. Entonces, ¿en dónde hacemos la integración? Yo creo que esa debería ser la gran apuesta y construir la supraintegración, es decir, la Celac, la Unasur, el nombre que sea. Sería clave, por los niveles de violencia que estamos teniendo en general en América Latina, y sobre todo el mundo. En América Latina hay 24 homicidios por cada 100 000 habitantes, mientras en Europa está en cinco.


[1] Entrevista realizada y editada por Karin Gabbert, directora ejecutiva, Belén Cevallos y Ana Robayo, coordinadoras de proyecto.

Corrección de estilo: María del Pilar Cobo